Cada sábado en la sinagoga discutía, y se esforzaba por convencer a judíos y griegos. (Hechos 18, 4)
No es infrecuente que la gente hable en la iglesia antes y después de la Misa Ellos hablan de sus hijos a la escuela, clima, deportes, policía, política, etc ... Algunos incluso hablan de cuestiones relacionadas con la parroquia y el sacerdote. Pero, ¿a nadie hablar de Jesús?
Cada semana, San Pablo habló en la iglesia. Él estaba decidido a no hablar de otra cosa que no era acerca de Jesús (I Corintios 2, 2), y trató de convencer a todos los que oyeron que Jesús es el Mesías (Hechos 18, 5). Los resultados que se reunieron fueron diversas, unos se burlaban "(...): y dijo a otros acerca de que El te oiremos otra vez" (Hechos 17, 32). Otros empezaron a denostar (Hechos 18, 6). Muchos otros, sin embargo, "(...) te oiremos otra vez "(Hechos 17, 32), "(...) creyeron y fueron bautizados" (Hechos 18, 8).
A través de Jesús, "El Señor ha dado a conocer su salvación" (Salmo 97, 2). Nosotros somos sus testigos (Hechos 2, 32), y sus embajadores en el mundo (II Cointiosr 5, 20). Sin embargo, el tiempo que tenemos en esta vida para hablar de lo muy pequeño (Juan 16, 17, I Corintios 7, 29). Por lo tanto, tenemos que esquivar nos "(...) conversaciones frívolas (...)" (II Timoteo 2, 16) y dedicar nuestros corazones, nuestra lengua y nuestras conversaciones con el Señor que "(...) son instrumentos de buena a su servicio "(Romanos 6, 13). En la iglesia o en cualquier lugar, busque sólo hablar de Jesús.
Faria Marcos Vinicius de Moraes
Bibliografía:
JARUSSI, P. Gerardus. Biblia Ave María. 176a edición. San Pablo: Editora Ave María, 2007.
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