quarta-feira, 28 de abril de 2010

Espíritu o la carne.

"No os hagáis, se ajustaban a los deseos que tenía en su ignorancia" (I Pedro 1, 14).

Cada vez que comemos algo, que, de alguna manera, estamos siendo moldeados. Algunos alimentos nos hacen engordar, otras nos hacen bajar de peso y así sucesivamente. Con alimento espiritual también da lo mismo: todo lo que vemos, leemos, escuchamos, pensamos, compramos etc ..., nos forma espiritualmente. Normalmente, no se dan cuenta de esto, que es muy malo. Peor aún es cuando nos rendimos a los deseos de la carne: entonces sí, hemos perdido la línea y no caracterizados completamente.

Así que para evitar que lleguemos a ser monstruosa e irreconocible, debemos crucificar nuestra carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5, 24) y una lucha interna real: o nos abrimos al Espíritu Santo, que se ponga fin a las malas acciones de nuestra carne ( Romanos 8, 13), le permitió ser extinguido en nosotros (I Tesalonicenses 5, 19).

Usted debe dejar el Espíritu Santo cambie su vida o se le causes tristeza? (Efesios 4, 30). Quieres llegar a ser un odre nuevo o prefiere seguir siendo un odre viejo, puede romperse por su vino dentro? (Lucas 5, 37). Ha buscado recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, o que ni siquiera esperar por él?

Faria Marcos Vinicius de Moraes

Bibliografía:

JARUSSI, P. Gerardus. Biblia Ave María. 176 edición. Sao Paulo: Editora Ave María, 2007.

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