"Yo digo a Yahveh: «Tú eres mi Señor. mi bien, nada hay fuera de ti»; (Salmo 16, 2).
La Iglesia propone en la enseñanza actual de la humildad. Quien es humilde, reconociendo un pecador e indigno para comparecer ante Dios (Lucas 18, 9-14), se arrepiente sinceramente y vivir con el dolor del pecado y nutre profunda convicción de que sin la gracia del Espíritu Santo, no puede hacer nada para merecer lo sobrenatural (I Corintios 12, 2-11). No te alejes, pues, elevar sus súplicas al Señor para que los enemigos de la libertad, como el salmo: "A ti levanto mi alma, mi Dios, confío en ti, no me avergüenzo, ni reírse de mí, mis enemigos, porque los que esperan no te da vergüenza "(Salmo 24: 1-3) y ayuda con su gracia para santificarse. La humildad es el sacrificio de la justicia sea más agradable al Señor, como el salmo: "Señor, acepte un sacrificio que te debo, las ofrendas y las víctimas inmoladas en el altar" (Salmo 50, 21) y la alabanza será más aceptable Divina Majestad. Por su parte, Dios, que muestra más indulgente en su omnipotencia y Amercia es que en castigar, con abundancia los bienes lujosos se alma humilde, como la oración del día: "Oh Dios, da a conocer la mecánica, principalmente proporcionando el perdón y el uso de la bondad, derrama tu misericordia sobre nosotros, y hacer eso, correr con alegría en busca de lo que ha dicho, llega a participar en las cosas eternas "(Dalbosco, 1963, p. 712).
La Iglesia propone en la enseñanza actual de la humildad. Quien es humilde, reconociendo un pecador e indigno para comparecer ante Dios (Lucas 18, 9-14), se arrepiente sinceramente y vivir con el dolor del pecado y nutre profunda convicción de que sin la gracia del Espíritu Santo, no puede hacer nada para merecer lo sobrenatural (I Corintios 12, 2-11). No te alejes, pues, elevar sus súplicas al Señor para que los enemigos de la libertad, como el salmo: "A ti levanto mi alma, mi Dios, confío en ti, no me avergüenzo, ni reírse de mí, mis enemigos, porque los que esperan no te da vergüenza "(Salmo 24: 1-3) y ayuda con su gracia para santificarse. La humildad es el sacrificio de la justicia sea más agradable al Señor, como el salmo: "Señor, acepte un sacrificio que te debo, las ofrendas y las víctimas inmoladas en el altar" (Salmo 50, 21) y la alabanza será más aceptable Divina Majestad. Por su parte, Dios, que muestra más indulgente en su omnipotencia y Amercia es que en castigar, con abundancia los bienes lujosos se alma humilde, como la oración del día: "Oh Dios, da a conocer la mecánica, principalmente proporcionando el perdón y el uso de la bondad, derrama tu misericordia sobre nosotros, y hacer eso, correr con alegría en busca de lo que ha dicho, llega a participar en las cosas eternas "(Dalbosco, 1963, p. 712).
Humildad
La humildad es la virtud moral que nos causan conocernos a nosotros mismos, nos inclina a juzgar por su valor razonable y tratar de vivir ocultos y desprecio. Es la clave de todas las gracias, el fundamento de toda perfección y todas las virtudes.
La humildad se opone a sorbeba (el orgullo, el egoísmo, la vanidad, la ambición, presunción, jactancia, jactancia, la hipocresía, la desobediencia), que es el amor desordenado de sí mismo, como enseña el Catecismo de San Pío X: "Por lo tanto, el orgullo ganar con humildad, la avaricia, con liberalidad; la lujuria con la castidad, la ira con paciencia, la gula, con la templanza, la envidia, la caridad, la pereza con diligencia y fervor al servicio de Dios "(Catecismo de San Pío X, 1905, p. 959). tira de orgullo que se debe a Dios oa un vecino para dar a ti mismo, regalos, donaciones, cuotas, ya sea real o supuesto.
La humildad a Dios para practicar la virtud de la religión con el espíritu de devoción y la dependencia de todas las cosas por el prójimo, se practica disfrutar de sus dones y logros felices, disculpándose y ocultar su culpa y la defectos, orando por todos, absteniéndose de críticas y quejas y el uso de la condescendencia, la gracia y generosidad: con la práctica usted es sospechoso de sí mismo, sometiéndose a sus superiores, amar la oscuridad y la modestia.
Marcos Vinícius Faria de Moraes
Bibliografia:
GRAMAGLIA, pe. Irineu; DALBOSCO, fr. Pascoal. Missal Romano. 3ª Edição. San Pablo: Editoras Paulinas, 1963.
JARUSSI, p. Gerardus. Bíblia Ave Maria. 176ª Edição. San Pablo: Editora Ave Maria, 2007.
PIO X, São. Terceiro Catecismo Da Doutrina Cristã. San Pablo. Disponível em: http://www.win2pdf.com/. Acesso em: 28 Julho. 2010.
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