"María fue asunta al cielo! Todo el anfitrión de regocija el cielo" (Dalbosco, 1963, p. 1301).
La fiesta de la Asunción se llevó a cabo el primer lugar entre todas las fiestas marianas. Fue precedida por dos vigilias que se celebraban incluso en fines del siglo VIII.
Hoy en día, con la oración y el sacrificio santo, la Iglesia quiere a los fieles a preparar la fiesta de la Asunción, que se celebró entre el júbilo y la alegría de los ángeles y los santos. Nuestra Señora de espera con las manos llenas de regalos, ¡la que es nuestro abogado ante Dios y Mediadora de todas las gracias.
El 01 de noviembre 1950, el Papa Pío XII proclamó solemnemente el dogma de la Asunción de María. La celebración de hoy es, sin embargo, es antigua, como en el Oriente se celebra desde el siglo VI con el nombre de la Dormición de la Virgen. Nosotros celebramos la Asunción de María al Cielo, es decir, su entrada en cuerpo y alma en la gloria. El cuerpo que el transportador del Verbo encarnado, que ningún pecado alguna vez contaminado, no deben sufrir la corrupción del sepulcro. María, por lo tanto ahora, como su Hijo amado, lleno de gloria que también nosotros, será en el fin de los tiempos. Unidos en el dolor, unidos a Él en este triunfo.
La comunión de la visión apocalíptica, la Iglesia reconoce la Virgen María, Reina del cielo y la tierra. Judy había sido proclamado "bendita más que todas las mujeres en la tierra" (Judith 13, 23), ya que arriesgó su propia vida para salvar a su pueblo. Con mayor razón merece elogio a la Madre del Redentor, la Virgen de los Dolores (Judit 13, 22-23, 25, 10, 15). Dios había prometido a Adán tras el pecado, que la salvación vendría por medio de una mujer. En María, Madre del Redentor, se mantiene la promesa, y su asunción nos asegura la victoria, como se afirma en el Génesis: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu estirpe y la suya" (Génesis 3, 15). La gloria que María ya goza en su plenitud, lo tenemos nosotros también un día. La beca tiene un compromiso de nosotros en esta vida, como dice san Lucas: «todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho grandes cosas en mí que Él es omnipotente" (Lucas 1,48-49).
Marcos Vinícius Faria de Moraes
Bibliografia:
GRAMAGLIA, pe. Irineu; DALBOSCO, fr. Pascoal. Missal Romano. 3ª Edição. São Paulo: Editoras Paulinas, 1963.
JARUSSI, p. Gerardus. Bíblia Ave Maria. 176ª Edição. São Paulo: Editora Ave Maria, 2007.
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