Como mis deseos me hizo sufrir un verdadero martirio, abrí las epístolas de St. Paul, con el fin de buscar una respuesta. Me encontré con mis ojos en los capítulos 12 y 13 de la primera epístola a los Corintios ... Leí en un primer momento, que no todo puede ser apóstoles, profetas, doctores, etc ... que la Iglesia está compuesta de diferentes miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo, la mano ... La respuesta era clara, pero no cumplir mis deseos, no me dio la paz ... Sin mí hacia abajo, seguí leyendo esta frase y me alivia: "Esforzaos ardientemente a los regalos más perfecto, pero yo voy a mostrar, sin embargo, una excelente manera." Y el Apóstol explica cómo los dones más perfectos son nada sin amor ... y que la caridad es excelente ruta conduce sin duda a Dios.
He encontrado, por fin, la paz ... Teniendo en cuenta el cuerpo místico de la Iglesia, no reconozco en ninguno de los miembros de la descrita por St. Paul, o más bien, me identifico en absoluto ... La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo compuesto por diferentes miembros, que no falta el más necesario, el más noble de todos. Entiende que la Iglesia tenía un corazón y que este Corazón ardía de amor. Entendí que sólo el amor haga lo miembros de la iglesia y que el amor se extingue, los apóstoles no tienen anunciar el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre ... Comprendí que el amor TODAS LAS VOCACIONES, QUE EL AMOR ES TODO, EL LOGRO DE TODOS LOS TIEMPOS Y LUGARES DE TODOS ... EN UNA PALABRA, ES ETERNO! ...
Entonces, el transporte de mi alegría delirante, exclamó: "Oh Jesús, amor mío ... que se encuentran, por último, mi vocación ... Mi vocación es el amor! ...
Sí, he encontrado mi lugar en la Iglesia, y este lugar, oh mi Dios, tú que me diste ... En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor ... Así que voy a ser todo ... así que mi sueño se llevará a cabo !!...
Los manuscritos autobiográficos de Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia.
Bibliografía:
Ofícios próprios da liturgia das horas da Ordem dos Irmãos Descalços da Bem-Aventurada Virgem Maria do Monte Carmelo. 2° edição. São Paulo, 2000, p. 229-230.
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